lunes, octubre 24, 2005

Crimen y castigo

No tengo imagen para este Post. Pensé en el rostro furioso de "Alex" en Clockwork Orange pero me pareció demasiado obvio. Too much. Por alguna razón preferí el texto en bruto, sin más ni más. Lo que escribo a continuación a algunos les parecerá trivial, pero a mí me pareció especialmente grave.
Hace un par de días una persona se acercó a mí. Era mujer. Vieja conocida mía que desde hace tiemo atraviesa una situación que me limitaré a decir, no es la mejor. La chica sin dinero, casa o trabajo carga dos hijos y una cadena de sucesos poco deseables. Era de noche en Monterrey y ella trataba de que el menor de sus hijos se durmiera en su regazo. Yo buscaba sin éxito una buena canción en el radio de mi coche mientras evadía a los otros vehículos sobre la calzada Madero. En las bocinas sonaba Iron Maiden con Fear of the dark. Lo poco bueno en 91.7.
Y ella hablaba. No mucho pero hablaba. Se acercó a mí no para pedirme ayuda, ni siquiera para que la escuchara por un par de minutos. No se desahogaba. Acaso liberaba algo de presión de su pecho y de su estómago. Con todo sonreía, no todo el tiempo pero sonreía.
Las palabras eran las obvias: trabajo, dinero, casa, estabilidad, ingreso fijo, renta barata, zona regular, una buena escuela para los niños, etcétera; un paradigma de deseos insatisfechos como la carta a Santa Clos de un niño de la calle.
Yo la escuchaba. No hacía otra cosa que escucharla y conducir. Ella me preguntaba de vez en vez por mi vida, por Janet, por Leo y Julieta. Lo más a la luz.
De pronto y casi sin darme cuenta, le dije que haría todo lo que estuviera en mis manos para ayudarla, que haría unas llamadas a mis conocidos en busca de un trabajo y una puerta para su estabilidad, que todo estaría bien. Ella me escuchaba resignada. "Ya ha escuchado todo esto antes", pensé, "ya lo ha escuchado y todo ha segudo igual, alguien le ha dicho que la ayudaría y que todo sería diferente, pero todo ha sido igual".
Ella sonrió y minutos después nos despedimos. Que la pases bien y nos vemos después. Ahí terminó la noche, pero no la historia.
Dos días después comenté el hecho con una persona muy allegada a ella, muy cercana. Consanguínea, vaya. La persona me miró en silencio cuando terminé de contarle, con gesto severo. "Yo te recomiendo que no te metas en eso", me dijo con una gravedad que no entendí en un principio. "Ella no está así de a gratis: ella ha robado, ha cometido abuso de confianza, en todos sus trabajos ha sido lo mismo".
Para mis adentros pensé, "lo sé", pero hacia afuera sólo alegué que la ayuda no se da por amistad, confianza ni agradecimiento, la ayuda se da por humanidad y punto. "Tú sabes", me respondió.
Exacto, yo sabré. Los errores no se eligen, para bien o para mal, diría Coty. Sin embargo, el diálogo no dejó de parecerme duro y triste. De hecho, la primera imagen que se me vino a la cabeza fue la de Alex en Naranja Mecánica siendo castigado por los crímenes de su pasado, aun cuando era ya una persona mecánicamente impedida para cometer atrocidades. ¿Quienes somos entonces?, me pregunté. ¿Somos nuestras decisiones, nuestro día a día, nuestro presente o nuestro pasado? ¿Debemos estar siempre atentos al juicio inminente que nos espera en la boca y persona menos pensada? ¿O el juicio no espera? ¿Somos juzgados todo el tiempo y por toda la humanidad? El mar no cesa, el pasado tampoco.
No puedo dejar de pensar en ella y en la determinación que su pasado dicta a su presente y futuro, en los alcances de las malas decisiones y en la inmediatez de un juicio. Siempre he sido renuente a juzgar a las personas, a todas, y eso me ha hecho a mí objeto de otros juicios, como si para vivir tuviera que matar. ¿De esto se trata la vida? ¿De esto se trata la civilización y la justicia?
Edipo se sacó los ojos. Judas se colgó de un árbol. El juicio es interno o divino, diría yo, y yendo aun más allá, no existen los juicios sino las consecuencias. La moral que no es consecuente es una falacia o es una dictadura arbitraria. Y aun así, prefiero ser de los que aun creen en las personas, aun creen en el ser humano y aun creen que hasta los ladrones y criminales tienen algo de belleza interior.
Es la única manera de que esta vida valga la pena.

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Si este es el trasfondo de tu amargura, loada sea...

11:17 a.m.  
Blogger Proyectos, Trabajos y Galería de fabiancavazos said...

jueces somos todos sin quererlo o serlo, a veces se nos sale por accidente enjuiciar o ser prejuicioso, pero tambien si la gente quiere castigar a los demas que se fije primero en sus "detallitos"
todos tenemos cola que nos pisen y la gente cambia, claro que sí, yo pienso igual que tú en ese aspecto Toño, pero también hay que marcar un límite de tolerancia personal para dejar de apoyar a una persona

bueno, vuelvo a repetirlo, todos tenemos cola que nos pisen

8:26 p.m.  
Blogger Tramontana said...

A mí me gusta pensar que somos las posibilidades al futuro y no sólo el pasado. Como tú, prefiero creer que en todos hay belleza interior. Recuerdo que al terminar de ver Carandiru, me quedé con la sensación de que una mala decisión podía llevar a que la vida cambiara drásticamente y que eso no significaba que las personas fueran "malas" o "criminales". Creo que nos encanta poner etiquetas porque así dejamos de preocuparnos por la persona, ya no son más que una palabra.

También creo que para ayudar a alguien, se necesita que quiera ser ayudada. Sí, ya sé, todo un lugar común, pero no por ello menos cierto.

8:25 a.m.  
Blogger Pablo Perro said...

También, en el pecado se lleva la penitencia. El que la hace la paga. Pero haz el bien sin mirar a quien. De buenas intenciones están lenos los panteones.

Yo nunca dejo atrás la sabiduría popular, más bién es ella la queme deja atrás a cada instante.

Lo que si, es que la vida es demasiado compleja como para definirla como buena o mala.

9:09 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Buena reflexión, por ahí dicen: "mata un perro y serás mataperros".
Toda una virtud, el ser flexible con tu mirada.

11:16 a.m.  
Blogger AlexSilvaAlex said...

Casi me haces llorar pero la neta es que tus errores ya son suficientes para que la sociedad te haga lo que en un capítulo de Dimensión Desconocida donde los condenaban a la invisibilidad, todos sabían que estaban ahí pero una marca en la frente advertía a las personas que no debían hablarles.

Hasta que al final uno de los condenados rompe el circulo y tiene contacto con una codenada a la invisibilidad, ambos por el crimen de la soberbia.

12:01 p.m.  

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