Bitácora de un día en Saltillo, primera parte
Okey. Aqui estoy. No puedo hacer nada al respecto. Hace poco más de hora y media estos pies que han acariciado muslos femeninos (entre otras cosas), que han pisoteado egos, que han corrido tras Shirley Manson en el parque fundidora y que han brincado en el Antrópolis al ritmo de un buen ska, pisaron el ardiente suelo saltillense. Habrán sido las 10:30 de la mañana.
Salí de Monterrey en un Coahuilense dentro del cual presencié la decadencia más lamentable de Stephen Segal en una de las peores películas de artes marciales que he visto en mi vida, esto después de haber visto un rato Chavelo y La guía de padres (trataba de un niño con trastorno del déficit de atención e hiperactividad, yo esperaba que hubiera una elipsis en el tiempo donde se mostrara al güerco como un adolescente drogadicto y al borde del suicidio, pero el que terminó con antojo de un pasón y una navaja fui yo, gracias Elba Esther, gracias Marthita... pendejas...).
Pero el antecedente va más allá... Hace tres días que mi estimado jefazo me mandó para acá como un arrumaco para luego sablearle publicidad al futuro gobierno de Coahulia. "Ve y cubre las elecciones, pero no andes correteando que si hubo robo de casillas, que si fraudes, que si los llorqueos del PAN; tú vas nada más a cubrir el triunfo de Moreira (PRI) y ya. Te quedas a la rueda de prensa de triunfo y punto). Eso estaría bien si me hubiera mandado a media tarde en coche para llegar directo a la rueda, pero ni madre, el zonovabich me mandó desde esta fuckin hora para aplastarme a hacer estupideces (como este post) y esperar la conferencia como Penélope espera al tren (aunque no traigo ni bolso de piel marrón ni zapatitos de tacón).
Además, el zonovabich trabajó aqui no se cuanto tiempo de su patética vida, se supone que conoce gente, pues ni así fue para hacer un llamada y preguntar la dirección de la sala de prensa del sujeto este, el nombre de su directora o enlace de medio, NADA. Así que heme aqui tomando un taxi y preguntandole nombres de la política estatal al viejito que mas parecía jardinero de cualquier colonia residencial.
Finalmente di con el PRI estatal, donde dos perfectos desconocidos del canal 2 de Torreón fueron víctimas de mi Hattori Hanzo (léase les di un sablazo) para que me dieran un aventón al salón Candelejas, donde el futuro gobernador tiene un sala de prensa.
Ahí conocí a una tipa que me dio una acreditación de reportero, un café y una fatal noticia: la rueda de prensa será a las nueve con treinta de la noche y el susodicho no asomará la nariz en todo el día.
"Ups. Caracoles. Recórchilis", pensé, así que me aplasté a fumar un cigarro y beber un café (desayuno de campeones) mientras redacto estas catárticas líneas (Inhala-exhala-inhala-exhala).
Así las cosas, son las doce y quince del día. Faltan nueve horas y quince minutos para que se consume el evento que estoy esperando, el cual, por cierto, mas vale sea breve pues el último autobus rumbo a Monterrey sale a las diez con treinta de esta noche.
Dice el zonovabich que en el periodismo se sufre, afortunadamente lo sabe, así no podrá quejarse cuando le arranque las amígdalas vía anal. Ya me estoy dejando crecer las uñas.
Seguramente seguiré reportando... Esto apenas inicia.
Salí de Monterrey en un Coahuilense dentro del cual presencié la decadencia más lamentable de Stephen Segal en una de las peores películas de artes marciales que he visto en mi vida, esto después de haber visto un rato Chavelo y La guía de padres (trataba de un niño con trastorno del déficit de atención e hiperactividad, yo esperaba que hubiera una elipsis en el tiempo donde se mostrara al güerco como un adolescente drogadicto y al borde del suicidio, pero el que terminó con antojo de un pasón y una navaja fui yo, gracias Elba Esther, gracias Marthita... pendejas...).
Pero el antecedente va más allá... Hace tres días que mi estimado jefazo me mandó para acá como un arrumaco para luego sablearle publicidad al futuro gobierno de Coahulia. "Ve y cubre las elecciones, pero no andes correteando que si hubo robo de casillas, que si fraudes, que si los llorqueos del PAN; tú vas nada más a cubrir el triunfo de Moreira (PRI) y ya. Te quedas a la rueda de prensa de triunfo y punto). Eso estaría bien si me hubiera mandado a media tarde en coche para llegar directo a la rueda, pero ni madre, el zonovabich me mandó desde esta fuckin hora para aplastarme a hacer estupideces (como este post) y esperar la conferencia como Penélope espera al tren (aunque no traigo ni bolso de piel marrón ni zapatitos de tacón).
Además, el zonovabich trabajó aqui no se cuanto tiempo de su patética vida, se supone que conoce gente, pues ni así fue para hacer un llamada y preguntar la dirección de la sala de prensa del sujeto este, el nombre de su directora o enlace de medio, NADA. Así que heme aqui tomando un taxi y preguntandole nombres de la política estatal al viejito que mas parecía jardinero de cualquier colonia residencial.
Finalmente di con el PRI estatal, donde dos perfectos desconocidos del canal 2 de Torreón fueron víctimas de mi Hattori Hanzo (léase les di un sablazo) para que me dieran un aventón al salón Candelejas, donde el futuro gobernador tiene un sala de prensa.
Ahí conocí a una tipa que me dio una acreditación de reportero, un café y una fatal noticia: la rueda de prensa será a las nueve con treinta de la noche y el susodicho no asomará la nariz en todo el día.
"Ups. Caracoles. Recórchilis", pensé, así que me aplasté a fumar un cigarro y beber un café (desayuno de campeones) mientras redacto estas catárticas líneas (Inhala-exhala-inhala-exhala).
Así las cosas, son las doce y quince del día. Faltan nueve horas y quince minutos para que se consume el evento que estoy esperando, el cual, por cierto, mas vale sea breve pues el último autobus rumbo a Monterrey sale a las diez con treinta de esta noche.
Dice el zonovabich que en el periodismo se sufre, afortunadamente lo sabe, así no podrá quejarse cuando le arranque las amígdalas vía anal. Ya me estoy dejando crecer las uñas.
Seguramente seguiré reportando... Esto apenas inicia.
1 Comments:
¿Y si no alcanzas el último autobus qué vas a hacer?
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