La vida está allá afuera...
Si la vida está tan a la mano, ¿por qué la veo tan lejos? La palabra fatal siempre es la misma: rutina. Ese demonio del diario... En él está todo, no son las personas ni las situacinoes en general, ese ese círculo monótono, esa prisión social. La vida está allá afuera... en tantas partes.
- Un cigarrillo sentado en cualquier banqueta del Barrio Antiguo.
- Un café al aire libre a la sombra del Museo Metropolitano.
- Tomar fotos de las palomas en la Plaza Hidalgo, sentado solo en una de las bancas, acompañado sólo de mis cigarros, un capuchino del Seven y mi empolvada Nikon, escuchando la música clásica o el jazz que ponen en las bocinas pasadas las seis de la tarde, cuando el sol se anima a morir.
- Una cerveza en el balcón de algun bar.
- Una caminata sin sentido por el callejón del arte.
- El jazz de Miles Davis con vino tinto.
- "Bridge over troubled water" de Simon and Garfunkel.
- Una boca húmeda.
- La luz de la luna sobre los callejones que cruzan Morelos, donde a los lejos sólo se ven parejas como en Cruz de Navajas, comiéndose a besos, mientras los transeúntes pasamos como el viento y el tiempo, sin dejar estela ni marca, al menos ninguna que les importe a los que se acarician frente a la Librería de Cristal, frente a la Castillo o frente a la entrada lateral de Plaza México.
- La soledad de la muchedumre.
- Caminar en contra de la masa que anda por todo el centro en viernes.
- Detenerse a ver discos.
- Hojear todos los libros posibles de una librería y comprar los indispensables.
- Dar un rodeo absurdo que nos demorará no menos de media hora por el simple placer de recorrer otros caminos, de ver otros reflejos del sol, de ver gente distinta y confiar en el azar que pudiera hacernos encontrar con unos ojos y una boca a la vuelta de la esquina menos pensada.
- Ir a un bazar de libros usados.
- Tirarse en algún jardín público a sentir el pasto, el aire y el silencio debajo del murmullo anónimo de los caminantes.
- Sentarse a platicar con los hippies y artesanos que se ponen afuera del Sanbors de Morelos, para que te cuenten de sus andanzas por la ciudad y el país, y averigües qué país de Latinoamérica hace la mejor marihuana del mundo.
- Un taza de chocolate en Vips de Hidalgo, mientras a manera de divertimento tratas de encontrar en el lugar un heterosexual cual "Buscando a Wally".
- La compañía, la charla sin sentido, la risa absurda. Todo con "ella".
- Mojarte intencionalmente en los aspersores en los jardínes de la Macro, aun cuando el agua huela a madres.
- Escuchar las 4 y 10 de Luis Eduardo Aute sentado en la mesa de cualquier bar, siempre y cuando la luz sea tenue y una veladora ilumine mi cara. Un cigarrillo y una Victoria o Montejo.
- Ver una película en el patio de Gargantúas.
- Mojarse en la lluvia.
- Un beso en la calle, entre la gente, en medio de todo; un beso suave y dulce, de roce ligero de labios y una humedad apenas perceptible; un beso que congela el tiempo, que hace perpetuo un minuto, que trasciende a todo. Un beso eterno.
- Reir de un chiste hasta que duela el estómago.
- La ciudad de Guanajuato.
- Manejar por carretera escuchando el disco "Nos sobran los motivos", de Joaquín Sabina.
- La voz de Ana Torroja y Amaya Montero.
- Los discos "Aidalai" de Mecano y "El viaje de Copperport" de La Oreja.
- Leer Rayuela de Julio Cortázar y llorar con la carta de La Maga a Rockemadour.
- Una improvisada cita con una desconocida o desconocido, simplemente la coincidencia y el alto nivel de compaginación que nos lleva a charlar de tantas cosas como no tenemos idea.
- La noche.
- El amanecer.
- De nuevo un beso.
2 Comments:
Sí la vida está en tantas partes y en la rutina nos olvidamos de verla, de sentirla, de olerla y lo peor de todo nos olvidamos de vivirla. Me gustaron tus detalles de vida. Buen recordatorio.
Como he dicho en multiples ocasiones en tu imaginario sobre mi persona, ya dejate de mariconadas y ponte a escuchar a Morrissey.
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