De las canciones tristes
Quisiera que me
hicieras mucha falta
y gritarte que regreses
pero aquí no hay novedad
Los Cadetes de Linares
Nunca comprenderé enteramente por qué disfruto tanto las canciones tristes, si es que “disfrutar” es el verbo correcto. Algo hay de placer en ese dolor interno de escuchar versos y melodías cargadas de melancolía y desconsuelo, un gesto masoquista en las tonadas adoloridas y los gritos de fracaso y abandono igual en bandas de rock que en fara faras. Sin embargo, sería ingenuo ignorar la carga de proyección y catarsis en esa costumbre en parte absurda de nadar en el dolor como quien se zambulle en aguas heladas.
No hay discusión al respecto: cualquier hombre que en medio del alcohol y el desvelo cierra los ojos con sentimiento cargado mientras canta una patética tonada está envuelto de un pesar que no necesariamente entiende o dimensiona… pero tampoco desconoce.
Recuerdo con algo de empatía a los maridos de mis tías, primas y hermanas entonando a altas horas de la madrugada corridos y boleros norteños igual en bodas que en viles borracheras familiares, con su interior repleto de congoja y desolación, en esa soledad que sólo conoce el sexo masculino, así, sin géneros ni distinciones postmodernas, más allá de anacronismos y posturas políticamente correctas, ese punto donde el macho se quiebra y emerge como lo que realmente es. El ser inseguro, vencido por una carga insoportable e históricamente impuesta, la carga de ser humanos, de ser personas, de existir, pero sobre todo de ser hombres, de ser especimenes condenados por principio a una contradicción interminable: la contradicción que nace por la obligación social de ser fuertes, proveedores e hijos de puta, asumiendo desde sus juventudes que independientemente de toda la renuncia, de la muerte de los sueños e ideales, de todo el sacrificio, serán los machos acusados y señalados, los villanos destrozados por ese gran jurado cuyo presidente se llama sociedad y su vicepresidente familia. Sin más ni más.
El complejo de Edipo resulta esclarecedor en la juventud pero fatal en la madurez. El Edipo Rey conlleva tres actores: Hijo, Padre y Madre, roles que al aplicarlos en la psicología dejan de ser inherentes y se vuelven intercambiables, y es en ese quiebre que tanta pasión y diversión genera a los psicólogos, donde el Hijo deja de ser Hijo para convertirse en Padre, donde la muerte deja de ser fatal y se antoja deseable. Es ahí donde las canciones tristes se vuelven tan apasionantes… La cueva oscura y húmeda que en otras circunstancias generaría total animadversión pero en estos términos es el único cobijo seguro contra la lluvia de muerte que a cada minuto parece arreciar más.
Mi pregunta en todo sería si vale de algo ser hombre. Las feministas siguen empeñadas en igualdades y justicias para las históricas atrocidades, pero no sabemos nada de cómo equilibrar también la carga moral, la carga social, la carga histórica que llevamos. De nada sirve ser hombre o mujer en un mundo donde la hipocresía es la más antigua de las costumbres y donde la repetición cultural el peor de los vicios. La libertad es un mito. La felicidad es un mito. El ser humano mismo es un mito. Para estas alturas lo único que importa (al menos eso dan a entender las feministas y los defensores y defensoras del género) es el reparto del poder. Como animales que se debaten el control de la manada. Quédense con el puto poder, coño. Lo único importante para mí es la paz y la libertad. Todo lo demás son vulgaridades.
¡Y que me canten otro corrido, carajo!
Antonio Argüello
8 de octubre 2005
hicieras mucha falta
y gritarte que regreses
pero aquí no hay novedad
Los Cadetes de Linares
Nunca comprenderé enteramente por qué disfruto tanto las canciones tristes, si es que “disfrutar” es el verbo correcto. Algo hay de placer en ese dolor interno de escuchar versos y melodías cargadas de melancolía y desconsuelo, un gesto masoquista en las tonadas adoloridas y los gritos de fracaso y abandono igual en bandas de rock que en fara faras. Sin embargo, sería ingenuo ignorar la carga de proyección y catarsis en esa costumbre en parte absurda de nadar en el dolor como quien se zambulle en aguas heladas.
No hay discusión al respecto: cualquier hombre que en medio del alcohol y el desvelo cierra los ojos con sentimiento cargado mientras canta una patética tonada está envuelto de un pesar que no necesariamente entiende o dimensiona… pero tampoco desconoce.
Recuerdo con algo de empatía a los maridos de mis tías, primas y hermanas entonando a altas horas de la madrugada corridos y boleros norteños igual en bodas que en viles borracheras familiares, con su interior repleto de congoja y desolación, en esa soledad que sólo conoce el sexo masculino, así, sin géneros ni distinciones postmodernas, más allá de anacronismos y posturas políticamente correctas, ese punto donde el macho se quiebra y emerge como lo que realmente es. El ser inseguro, vencido por una carga insoportable e históricamente impuesta, la carga de ser humanos, de ser personas, de existir, pero sobre todo de ser hombres, de ser especimenes condenados por principio a una contradicción interminable: la contradicción que nace por la obligación social de ser fuertes, proveedores e hijos de puta, asumiendo desde sus juventudes que independientemente de toda la renuncia, de la muerte de los sueños e ideales, de todo el sacrificio, serán los machos acusados y señalados, los villanos destrozados por ese gran jurado cuyo presidente se llama sociedad y su vicepresidente familia. Sin más ni más.
El complejo de Edipo resulta esclarecedor en la juventud pero fatal en la madurez. El Edipo Rey conlleva tres actores: Hijo, Padre y Madre, roles que al aplicarlos en la psicología dejan de ser inherentes y se vuelven intercambiables, y es en ese quiebre que tanta pasión y diversión genera a los psicólogos, donde el Hijo deja de ser Hijo para convertirse en Padre, donde la muerte deja de ser fatal y se antoja deseable. Es ahí donde las canciones tristes se vuelven tan apasionantes… La cueva oscura y húmeda que en otras circunstancias generaría total animadversión pero en estos términos es el único cobijo seguro contra la lluvia de muerte que a cada minuto parece arreciar más.
Mi pregunta en todo sería si vale de algo ser hombre. Las feministas siguen empeñadas en igualdades y justicias para las históricas atrocidades, pero no sabemos nada de cómo equilibrar también la carga moral, la carga social, la carga histórica que llevamos. De nada sirve ser hombre o mujer en un mundo donde la hipocresía es la más antigua de las costumbres y donde la repetición cultural el peor de los vicios. La libertad es un mito. La felicidad es un mito. El ser humano mismo es un mito. Para estas alturas lo único que importa (al menos eso dan a entender las feministas y los defensores y defensoras del género) es el reparto del poder. Como animales que se debaten el control de la manada. Quédense con el puto poder, coño. Lo único importante para mí es la paz y la libertad. Todo lo demás son vulgaridades.
¡Y que me canten otro corrido, carajo!
Antonio Argüello
8 de octubre 2005
17 Comments:
Espero que no te duelan los huevos de la tremenda venida que tuviste, por que se nota que aventaste todo lo que traibas guardado.
Anigüey, tus palabras me conmueven y me mueven a cederte la presidencia del Foro de los Machos Convecidos (FOMACO), ante tal disertación de como duele ser vato y sobre todo cuando uno se mantiene sin poses y se goza cuando se debe para sufrir cuando está uno obligado.
Atenamente los pelaos.
"Somos humanos y nos llaman hombres".
Adedum: te la fumaste más verde que la vez pasada.
Advertencia, Warning, Achtung (Baby)
Que no vengan las chicas a iniciar sus sutiles comentarios de que "en ustedes está cambiar el modelo patriarcal y represor que a ustedes les hace escribir corridos y power balads, rechacen la violencia busquen su espacios".
Claro como si primero tuvieramos que aceptar que nos hicimos malos, que debemos pedir perdón por todo, para entrar por la puerta de lo políticamente correcto y entonces iniciar la asunción.
Sí, también me duele tener que conformarme con un familia modelo a costa de mis sueños y proyectos, de asustarme porque voy a llegar a viejo sin pareja, pese a haber sido mi elección.
Y las mujeres no mirarán en mí a un hombre maduro si no una viejo cochino, decrepito y viagradependiente, un solterón.
Tengo a huevo que ser un jefe de familia, tengo que hacer valer mi calidad de varón al ser padre guía de mis hijos, tengo que probeerles de lo mejor, lo que "yo no tuve".
Tengo descalificar a todos los vatos que tengan muchas viejas en autómatico y creer ciegamente en esa canción que dice: "no es más hombre el que tiene más mujeres, el que bebe más y agunta, sino el que tiene una sola y una sed para calmarla", mientras me digo: he cumplido mis hijos son gente de bien, mi esposa una mujer respetable ¿Qué mamadas son esas?
Agüevo que ando herido, que me canten el corrido del asesino.
"Me dicen el asesino por ahí
Dicen me anda buscando la ley
porque maté de manera legal
a la que burló mi querer".
Y también one de U2
"Have you come here for forgiveness
Have you come to raise the dead
Have you come here to play Jesus
To the lepers in your head"
¿Y entonces la soledad que conoce el sexo femenino es distinta?
Me gusta mucho el párrafo donde hablas de la contradicción con la que nacen los hombres.
Buen escrito, me gusta además como lo estructuraste.
Tramontana, supongo que como nosotras regularmente andamos en grupo, creen que no sabemos lo que es estar solas..
A ver, vamos punto por punto:
Silva: Respecto a la presidencia del FOMACO, como diría Claudio Brook en Simón del Desierto, "no soy digno de semejante honor". Y sí, me la fumé verdísima y hasta ahora no me han dolido los huevos. (A menos que lo digas como una metéfora de "te duele la hombría", ahí sería distinto.. jajajajaja).
Silvia: No es que las soledades sean distintas, lo diferente son las cargas de uno y otro.
Lau: Efectivamente no lo saben, al menos no al mismo nivel.
Bueno es una metáfora en si, y me refería a la venida mental tras tu manifesto de un fantasma ronda el mundo el fantasma de la teoría de género desde el punto de vista de los vatos.
Mmm...no estoy de acuerdo contigo en que las mujeres no sintamos al mismo nivel, que creo que es lo mismo que decir que las cargas son distintas.
Pueden tener diferente origen y diferente resultados pero no creo que los hombres sientan más que las mujeres.
No se trata de quién sienta más, sino de que los dos sienten distintas cosas de distinta manera.
Mismos sentimientos, diferentes formas de expresarlo. Unas mas intensas que los otros o unos mas intensos que las otras.
No es cuestion de género, es cuestión de emociones.
Conozco mujeres tremendamente duras y mujeres tremendamente sensibles; del mismo modo, hay hombres que parecen de piedra y hombres que parecen de algodón.
Insisto, no es cuestión de género, es cuestion de sentimientos, de emociones. Es algo muy individual.
Ya salieron las protofeminas al rescate con un carajo.
La educación, incluso de los que venimos de un nucleo familiar diferente al normal, nos forma para sentir de diferente manera, claro que hay hombres que sienten más y mujeres que sienten menos. Pero de que sentimos diferente, sentimos diferente. Y cualquier intento de negarlo es aferrarse del feminismo más retrógrada, ese que merece mi desprecio. No, no somos iguales y hay que aceptarlo.
ches viejs!
Nadie dijo que sentiamos igual! Yo estoy de acuerdo contigo, sentimos diferente, quien sabe si mas o menos, simplemente diferente. Es imposible saber con exactitud que siente alguien del sexo opuesto, sólo te lo puedes imaginar, por eso es dificil saber si es mas o es menos.
cientificamente, la testosterona y la progesterona producen comportamientos "naturales" determinados en los hombres y mujeres muy diferentes, demasiado diferentes, y principalmente son los que nos define como tales y así mismo nos hace ser diferentes unos de los otros (y pa las feministas, "las otras"... y el elefante y la ellafante y todas esas serie de terminologias que me aburren)...
y sí, hay weyes que sientes diferente a otros weyes y viejas que sienten diferente a otras viejas, y es un pedo mundial el tratar de negarlo, ahora nomas imaginense que todos los hombres sintieran igual y todas las mujeres tambien por su lado que les corresponde, me da hueva solo pensarlo, por que no admiten que es normal que haya desde machos muy machos y hasta los "sensibles bien" o hasta los medio jotitos (para no ser políticamente correctos) y de la misma manera con las mujeres, entonces, hay una explicación científica que se debe a esas cosas de las hormonas, lo cual es perfectamente aceptable que un hombre se ponga a jotear o que otro sea muy macho o hasta como Austin Powers, al igual con las mujeres, y también se dan sus casos cuando la naturaleza nos juega bromas...
concluyo, si es natural, pa que jodidos andan diciendo que esta mal ser macho o esta mal que un macho llore? (sea mito o realidad) de acuerdo estoy con lo que dijo el Perro con lo de la educación y la familia que tiene que ver, y la metafora de Alex también es válida... también es nuestra desición tener el rol que queramos llevar, chingao!! pa que hacemos tanto pedo???!!!
Argüello agradezcan no tener por default el instinto maternal con el que nacemos nosotras y el tipo de soledad a veces patético que sufrimos...su manera de sentir la soledad es la neta
Muy buena rola..acompañandola con unas buenas cervezas y con el corazón hecho trizas jeje...me gusta la parte donde describe las cosas platicaditas
..un saludo para usted señor
DICEN QUE LAS MUJERES NO SERVIMOS MAS QUE PARA ABORTAR
ANTES SOLO SERVIAMOS PARA PARIR
AHORA LOS TIEMPOS CAMBIARON
QUE SOLO PARA ABORTAR
QUE NO SOMOS GRANDES ESCRITORAS
NI CIENTIFICAS
NI NADA
SOLO PARA ABRIR PUCHA
Y ABORTAR
yo digo que no es cierto eso
Un día de estos estas letras estarán en un post mío....
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