martes, enero 31, 2006

Olvido

Sin pensarlo más, tomó el revolver de su cajón y con un gesto de desdén colocó el cañón en su sien como lo había imaginado tantas veces; los miró a todos en silencio y antes de acobardarse jaló el gatillo. La sangre, los trozos de cráneo y los fragmentos de seso quedaron regados sobre el piso blanco. Una mujer que estaba sentada junto a él cayó en una crisis nerviosa al sentir el sabor de la sangre en sus labios al haber sido salpicada. Todos comenzaron a gritar. Algunos comenzaron a correr. A los pocos minutos el lugar quedó vacío por el terror de los testigos.
Cuando volvieron, el cuerpo ya no estaba ahí, sólo estaba el charco oscuro de sangre y seso comenzando a resecarse.
El cadáver nunca fue encontrado y la muerte con el tiempo fue olvidada. Al cabo, a nadie le importó.

1 Comments:

Blogger Laudanum said...

Mi estimado Argüello:
tu texto no me hace feliz. De hecho, tenía hambre y se me quitó después de leerlo... oh por Dios, sí me hace feliz porque me quita el hambre... bien bien, me gusta tu texto, pero más porque me recuerda una canción de Charly García: "Sábado 3:00 am".

Saludos y no te olvides de venir a la carnicería de mis letras.

12:04 p.m.  

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