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Anécdota robada:
-Oiga, señor, ¿No ha pasado por aquí Dios?
-¿Dios? No fíjese. ¿Lo anda buscando?
-Sí, ando buscando a Dios.
-¿Y para qué lo quiere, oiga?
-Ah, es que le quiero poner unos chingazos. Hasta luego.
-Hasta luego.
-Oiga, señor, ¿No ha pasado por aquí Dios?
-¿Dios? No fíjese. ¿Lo anda buscando?
-Sí, ando buscando a Dios.
-¿Y para qué lo quiere, oiga?
-Ah, es que le quiero poner unos chingazos. Hasta luego.
-Hasta luego.