The phone ir ringgin, Mr Brando
Con las manos frías y un nudo en la garganta marqué el número que desde aquel día permanecía fijo en mi cabeza. Contestó una voz que de inmediato identifiqué como la de Cheyenne.
-Querida, acaba de pasarme la cosa más extraña. Estoy en mi casa, y la televisión dice que Marlon ha muerto, que lo mataron mientras compraba fruta en el mercado.
Ella tardó en contestar, sumida en esa melancolía añeja que siempre adornó sus ojos de enormes cuencas y ojos muy negros. –No, Argüello, mi amor… Lo más extraño no es eso, lo más extraño es que tú no tienes televisión ni teléfono, ni siquiera tienes casa.
No dijo más.
Al terminar la llamada presentí que algo andaba mal, lo dejé para después y mejor cambié el canal para ver otro noticiero. Ese pasaba puras mamadas.
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