Depeche y el fin del mundo
Si la memoria no me engaña, Depeche Mode comenzó a gustarme cuando se dejó de jaladas y joteras y comenzó a grabar música de verdad. Cuando hizo a un lado estupideces ochenteras como “I just can’t get enought” (cuyo estribillo no puedo dejar de imaginarlo en un antro gay con toda la fauna a medio desvestir cantando desesperada y cachondamente la letra) y se puso a grabar música en serio.
Cualquiera que conozca un poco de Depeche o que esté obsesionado con ellos (saludos, Silva) sabrá que me refiero a la etapa del Violador, y específicamente a la canción “Personal Jesus” que si bien no es la mejor canción de la banda, sí marca una ruptura con el pasado que hasta entonces arrastraban. Fue como si de repente hubieran decidido salirse del huacal rosado que compartían con Erausure, New Order y otros dignos exponentes de New Wave, New Romantic, Techno y todas esas corrientes de los ochentas que se resumían en unas cuantas palabras: mucha jotería y mucho sintetizador (no recuerdo qué cantante de la época decía hace poco en un documental de VH1 algo así como “habíamos tantos adentro del clóset que llegó un momento en que ya no cabíamos”).
Depeche se acercó al lado oscuro. Las guitarras tomaron mayor importancia y el tono de las canciones dejó de ser festivo para adentrarse en lo reflexivo, la introspección y la cínica ironía (“You’re on Personal Jesús, someone to hear your prayers, some one who cares”).
Hay que decir que hasta ese momento nadie había adquirido esa posición, acaso algunos góticos como The Cure. Ni los poperos, mucho menos los metaleros que estaban clavados en el glam querían adentrarse en terrenos más profundos en sus letras y preferían sumirse en la banal actitud de las melenas oxienadas y las poses satánicas y falsamente rebeldes a lo Twisted Sister; aunque por otra parte estaban los pretenciosos herederos de Led Zeppelín, con temas que buscaban ser profundos pero se quedaban en la fantasía superficial, como Iron Maiden.
Depeche era distinto. Muy distinto.
En mi caso, debo confesar que si bien considero Violator una joya, la que considero la mejor canción de estos batos, está en el siguiente disco, “Songs of faith and devolution” y me refiero específicamente a “I feel you” (y estoy seguro que Silva estará totalmente en desacuerdo conmigo). La canción es violenta. Es potente. Es erótica. El track empieza con un pillido distorsionado que con el suficiente volumen puede lastimar los oídos, para que luego eentre una guitarra que en cierta manera recuerda a “Personal Jesus”pero a la vez más cruda, más visceral. Y luego el grito: “I feel you!”. Una joya de lo ecléctico.
Depeche fue de los pocos grupos ochentenos que sobrevivieron los 90 y llegaron dignamente a la primera década del siglo XXI. Me pregunto por qué. La respuesta no es difícil si comparamos qué bandas se quedaron en el camino y cuales brincaron hasta acá: la respuesta está en la oscuridad, la tristeza, las odas a la depresión.
La década de los 90 se inauguró con el grunge y el suicidio de Cobain, las letras apesadumbradas de Peral Jam, de Nirvana, de Alice in Chains y otras tantas bandas que hicieron de la depresión y el fracaso su bandera. El rock tradicional iba en picada, los ochentas se estigmatizaban como la peor década en muchas décadas.
Pero Depeche sobrevivió junto con otros pocos. Se unió a la tristeza sin imitar a los noveles que le seguían. El gesto adusto y las canciones oscuras. La tristeza del mundo se manifestaba en la música y Depeche Mode lo entendió. Los jóvenes ya no soñaban con bailar en la pista como Travolta ni con escapar de la escuela como los chavos de “The breakfast club”, ahora soñaban con matarse como Cobain.
Y el mundo les daba la razón: la generación X se consolidaba a pesar de nuestros detractores –sí, soy un orgulloso miembro de esa generación –entre devaluaciones, pérdidas del poder adquisitivo, filosofías del fin del mundo y la aldea global.
Depeche entonces sacaba apropiadamente dos canciones llamadas “Barrel of a gun” e “It’s no good” y se colaba triunfal entre una nueva generación de grupos como Garbage (a quien justo ahora me encuentro escuchando, por cierto), Oasis, The Verve, Radiohead y muchos más entregados a describir con lujo de detalle cómo el mundo se caía a pedazos. Cuestión de timing, dirían los políticos.
Hace un par de semanas Depeche presentó un nuevo disco. El primer sencillo –cuyo nombre no recuerdo –comparte la oscuridad de los anteriores. Quisiera decir que ello habla de que Depeche está aún inundado de depresión y tristeza pero no es así.
La oscuridad está en nuestro mundo y la música es sólo su eco.
¡Salute por Depeche y que siga la tristeza! ¿O qué? ¿De qué se ríen ustedes, carajo?
2 Comments:
Number guan. El jotote que dijo eso de "eramos tanta que no cabíamos en el closet" fue uno de OMD, no recuerdo el nombre.
Number Tu. Amo a Violator y amo a Songs of the Faiht and Devotion igual, es como si tuviera hijos ambos son excelentes a su manera, claro la nostalgia jotera del Depeche ochentero always in my mind, pero es buen disco, un poco fresa, pero depresivo Black Celebration y Music for the Mases, tienen esa idea de que los ochentas terminaban y con ellos la fiesta.
Number tri. vean mi blog para que se percaten porque no he escrito nada.
http://www.cabritolandia.blogspot.com/
mmmm este informe me huele a snobismo, en fin un saludo!!!
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